“Todavía recuerdo aquel amanecer en que mi padre me llevó por primera vez a visitar el Cementerio de los Libros Olvidados. Desgranaban los primeros días del verano de 1945 y caminábamos por las calles de una Barcelona atrapada bajo cielos de ceniza y un sol de vapor que se derramaba sobre la Rambla de Santa Mónica en una guirnalda de cobre líquido.
–Daniel, lo que vas a ver no se lo puedes contar a nadie –advirtió mi padre–.
Ni a tu amigo Tomás. A nadie.
–¿Ni siquiera a mamá? –inquirí yo, a media voz.
Mi padre suspiró, amparado en aquella sonrisa triste que le perseguía como una sombra por la vida.
–Claro que sí –respondió cabizbajo–. Con ella no tenemos secretos. A ella podemos contárselo todo”.
Así comienza la que es la obra maestra del segundo autor español más vendido en el mundo.
Así comienza La sombra del viento, libro publicado en 2001 y el primero de los cuatro que componen la saga El cementerio de los libros olvidados, escrita por Carlos Ruiz Zafón.
Solo por detrás de Miguel de Cervantes, y de su mil veces referenciado en la cultura popular Don Quijote de la Mancha, Zafón se consagró, en su momento gracias a este libro, como el autor español de cabecera en la literatura contemporánea.
Y digo en su momento porque, desgraciadamente, en el año 2020, un cáncer repentino se lo llevó a la temprana edad de 55 años.
Conozcamos pues, al hombre que está detrás de las páginas de La sombra del viento.
Nacido en Barcelona en 1964, Carlos Ruiz Zafón creció en una España que, si bien estaba bajo el yugo de la dictadura desde 1939, aunque esta última empezaba ya a mostrar sus primeros síntomas de agotamiento. Así pues, el futuro escritor fue educado bajo la atenta mirada de un colegio jesuita, tan común en la agenda del régimen de aquellos tiempos, para más tarde matricularse en Ciencias de la Información.
Y es que, una vez entrado en la veintena, pasó alrededor de 8 años dentro del mundo de la publicidad como director creativo. No fue hasta 1992 cuando decidió abandonarlo todo para dedicarse enteramente a la escritura.
Entonces, decidió mudarse a Los Ángeles, donde siguió residiendo hasta el final de su vida. Inclinándose primero por una narrativa más juvenil, publicó entre 1993 y 1995 los tres libros que darían forma a su Trilogía de la niebla . Él describió esta época como una en la que se familiarizó con su técnica de escritura, y la fue puliendo. Pero sobre todo, una en la que pudo sumergirse en un pozo de ideas en busca de influencias literarias.
Dicho viaje de inspiración le llevó de vuelta a finales del siglo XIX. Desde la pluma aventurera de Alejandro Dumas, pasando por la mirada detectivesca del Sherlock Holmes de Conan Doyle, hasta incluso empaparse del realismo social de la mano de Dickens, Balzac o los imprescindibles Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós. A partir de ese momento, sus personajes y sus escenarios se vieron impregnados inexorablemente por la literatura de esa época y una prosa envuelta en un estilo gótico.
Llegó entonces el año 1999, y Zafón sintió que algo en su estilo, en su voz como escritor, cambiaba radicalmente. Tras haber visitado las costas de Gran Bretaña, Calcuta y Normandía en su anterior trilogía, nuestro autor decidió que era hora de cambiar de aires. Esta vez, la novela se situaría en la ciudad que lo vio crecer. Le llevaría de vuelta a casa, a su Barcelona natal.
Marina, que así se llamó esta nueva historia, supuso una transición en su obra. Una parada en el camino. Porque a partir de entonces, nunca dejó de volver a Barcelona a través de sus creaciones..
En efecto, con el nuevo siglo llegó La sombra del viento, que fue el inicio de la saga El cementerio de los libros olvidados ': formada en total por 4 libros, comenzando con el primero, ya citado, publicado en 2001 y concluyendo con El laberinto de los espíritus en 2016.
Y con ella, la capital catalana irrumpió en el relato, no sólo como telón de fondo de la trama, sino como un personaje más de esta gran historia. Una historia ambientada en su mayor parte en el barrio de El Raval durante la posguerra española, y que puso/pone en escena un amplio reparto de personajes. Estos, siempre muy variopintos y de distintas clases sociales y oficios, luchan por sobrevivir en una Barcelona decadente y gobernada por el miedo.
Así, esta saga se convierte en un compendio de tramas que se entrelazan, y de cuyos personajes cuesta desprenderse una vez se llega al final del camino.
Desgraciadamente, la obra de este autor pudo haber sido más larga, pero creedme, aquella que nos dejó durante el tiempo que estuvo con nosotros merece mucho la pena ser descubierta.
Si visitáis Barcelona, llevad un libro de Zafón bajo el brazo.
Escrito por Adrian GUILLOT
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