El concepto de identidad nacional
Sin que se dé cuenta, uno siempre se identifica a una comunidad, a una nación, o a un país. Esta identidad luego define al individuo; influye sobre sus creencias, su manera de ver el mundo. Todo el mundo no se define de la misma manera o no le da tanta importancia a su identidad cultural. Unos pueden admitir que esta identidad que tienen ya de por sí, justifica cada uno de sus pensamientos, mientras otros consiguen deshacerse de esta identidad porque no les corresponde, ya que la identidad cultural se basa primero en el territorio geográfico en el que el individuo nace y se cría. De todos modos, todos dependemos, durante nuestra vida, de la fuerza de la identidad cultural: que nos queramos deshacer de ella adquiriendo otra, o que nos desarrollemos con la de nuestra tierra de origen.
A escala nacional, ya se sabe que dentro de un mismo país pueden convivir varias naciones. En Europa, España es uno de los ejemplos típicos para estudiar este fenómeno de coexistencia de naciones dentro de una misma entidad política y social. Sabiendo esto, ¿se puede uno reconocer no solo en una sino en dos identidades culturales?
Lo primero que se nos viene a la mente cuando se habla de identidad dentro de un país es el idioma ; una población que se comunica en el mismo idioma forma parte de la misma comunidad. Pero más allá de este elemento básico, la identidad nacional se define por un fuerte sentimiento de pertenencia a una comunidad, que ella misma se puede definir a través de varias características, de las cuales el idioma. Se tiene que dar importancia al sentimiento en sí, porque significa que, sin hablar el idioma por ejemplo, un individuo se puede identificar personalmente como parte de la comunidad. Y aquí intervienen los elementos conocidos como características culturales que consolidan el sentimiento de pertenencia: la Historia, la religión, las tradiciones, o los símbolos (bandera, símbolos esotéricos). En conclusión : es basándose en un territorio geográfico dado, con el factor tiempo, como la comunidad extiende sus referencias, y empieza a usar un mismo idioma, empieza a creer en los mismos elementos, a actuar físicamente de la misma manera, y así se define como un pueblo distinto a otro.
Estos pueblos hoy en día no representan un país : varias comunidades suelen coexistir bajo una misma identidad política y social superior formada por el Estado. En este caso, se habla de multiculturalismo (la presencia de varias culturas bajo una misma entidad superior) o más bien, en el caso de España: pluriculturalismo (no solo existen varias culturas en un mismo país sino que estas culturas interactúan las unas con las otras, y, juntas, hacen una identidad nacional).
En el siglo XIX apareció la expresión de doble identidad nacional, con la creación e independencia de varios Estados que querían seguir dando importancia a las culturas de sus regiones. Esta importancia se solía dar tratando de política: el sentimiento de pertenencia a una región que formaba parte de un Estado político juntando varias regiones distintas. La identidad se manifestaba, y se sigue manifestando por una cierta resistencia (más o menos importante, dependiendo del sentimiento que la anima) ante la dominación colonialista o agresión imperialista.
Así, la Historia se puede resumir en una parte política queriendo disminuir la efectividad del sentimiento de pertenencia a una región para fomentar y crear una única identidad nacional, y otra parte que quiere luchar por sus derechos y legitimidad como entidad cultural, social, y política. Esta lucha, que, en España, se desarrolló más que nunca bajo la dictadura, tuvo consecuencias sobre cómo se definen hoy los individuos, los miembros del estado español.
El sentimiento de doble identidad nacional en España
En España solo se contabilizan tres idiomas co-oficiales, pero se hablan unos nueve más. Viajando por el país, uno se puede dar cuenta de las diferencias culturales que existen, no solo entre el norte y el sur sino entre las regiones vecinas: un gallego no se define para nada como un asturiano, y un valenciano no se reconoce en la cultura catalana. Ya se conocen las luchas políticas por la independencia de regiones como la del País Vasco, que dejó la lucha armada hace apenas diez años, las de Cataluña o de Galicia. Estas luchas vienen del hecho de que sus habitantes no se sienten reconocidos por la visión general que tenemos de España, y que tampoco se sienten reconocidos por lo que son.
Jesús Lugilde Gonzalez, gallego y profesor de español en el extranjero, accedió a contestar a mis preguntas sobre su sentimiento de pertenencia doble. A mi pregunta sobre su origen, Jesús contesta que es gallego, y que tiene ‘conocimientos avanzados del idioma que es una de [sus] dos lenguas nativas’. También afirma lo siguiente, que resume la paradoja a la cual muchos españoles se enfrentan: ‘tengo en mi DNI la palabra ‘España’, por lo tanto tengo que hacer un esfuerzo para no sentirme extranjero en mi propio país’.
Asimismo, Jesús no se reconoce en cómo se define a España desde fuera. ‘Soy una persona que baila muiñeiras, que canta, pues, las canciones de galicia, ¡con gaitas y panderetas!’ es lo que me contesta cuando le pregunto si los estereotipos culturales de España (entre ellos: bailar flamenco) corresponden a su identidad.
A pesar de sentirse mejor representado en la cultura gallega que en la que España exporta, es profesor de español: ‘no reniego el español porque también es mi idioma, pero me gustaría enseñar mi cultura. Es un objetivo de vida el hecho de aportar mi granito de arena, poner Galicia en el mapa, o más bien ayudar a poner a España como una península de variedades impresionantes en el mapa.’
Hay miles de personas que tienen un sentimiento parecido en España: gente que tiene escrito ‘Reino de España’ en su DNI, pero que no se reconoce al cien por cien como española. Estas personas se reconocen más bien como gallegos, catalanes, vascos, conviviendo juntos en España. No niegan su identidad española, pero tampoco quieren que se olvide su identidad regional. Desean el desarrollo de ambas identidades, de ambas comunidades, sin que una sea más reconocida o valorada que la otra.
Escrito por Clara DE JESUS
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